¡Luces,
acción! Cuando la plaqueta es solo un par de manos dando una palmada, sabes que
los tiempos ya no son lo que eran. No, eso no significa que sean peores. Todo es
más informal, y eso va bastante conmigo, con la improvisación, la espontaneidad
y muchas de estas cosas están en CÁMBIAME, aunque a priori no lo parezca.
Un domingo
de aburrimiento, sola en mi casa, sin mis niños, sin novio y sin perrito que me
ladre, Carlota dice a través de la pantalla. “si tu también quieres, como ella,
cambiar…www.paginaweb….” y da las indicaciones para inscribirse al programa.
Yo
que soy muy mandada entro en la página de Telecinco y relleno un formulario
para ir a cámbiame. ¿Realmente necesito un cambio? Una de las preguntas del
formulario te hace pensar en ello, pide que expliquemos para que queremos
cambiar. Por mi mente pasan todas esas veces que la gente me ha mirado “extrañada”
por mi manera de vestir. Han sido muchas a lo largo de mi vida. Tantas que no
las podría contar. A veces no era necesario que me dijeran nada, lo leía en sus
caras y en sus gestos. No le daba importancia, porque vivía en otra dimensión. De pronto me planteo de verdad un cambio de look para ver hasta qué punto puede ser
efectivo y que cambiaría, de qué manera podría afectarme. Un año ha pasado
desde que me comenzó a importar mi exterior. La imagen es importante, no es lo más
importante ni lo único, pero si parte de un conjunto que soy yo. La mayoría de
las veces que me he planteado que no debía ir muy bien vestida o acorde a lo
que se esperaba de mí ha sido cuando iba a trabajar o a participar en algún evento, por esto
decido que mi cambio debe estar relacionado con mi vida profesional. Julio
César dijo a Pompeya “No basta que la mujer del César sea honesta: también
tiene que parecerlo”. Y a mí no me bastaba con ser profesional, quiero también intentar parecerlo. Con esa intención, me fui al CÁMBIAME. ¿Creéis que lo habré
conseguido?