domingo, octubre 11, 2009

Labores de ayer y de hoy

Fuimos al parque con los niños, yo aproveché a llevarme la labor. Pensé, mientras los niños juegan seguro que puedo hacer un poco. Mi madre y mi hermana se quedaron mirando cuando saqué el trapo completamente blanco.
—¿Qué es eso? ¿para qué es?
—Es punto de cruz, voy a hacer Guanyin.
—¿Y lo traes aquí?
—Bueno mientras charlamos puedo hacer un poco.
—Vaya moral.
Mi madre entonces recordó algo. —¡Ah! ahora que te veo cosiendo, el otro día encontré un trapito de cuando ibas al colegio. Algo así como un mostrario. Tiene tus iniciales, así que creo que debe ser tuyo. Si eso ya te lo daré.
—ah, vale,
Pues aquí está el trapito.






















Tendría unos 12 años cuando lo hice. Estaba en el colegio de monjas cursando la EGB y ellas nos enseñaban coser, haciendo muestras para más tarde podríamos bordar en sabanas, toallas etc, para cuando preparáramos el ajuar. Me ha gustado reencontrarme con mi niñez. Y he decidido enmarcarlo como recuerdo.
En cuanto a Guanyin, estoy en ello.

sábado, octubre 10, 2009

Hace quince años

En 1994 yo trabajaba como comercial con un contrato mercantil vendiendo seguros. No era el trabajo de mi vida, pero algo había que hacer y no encontraba nada.
— ¿qué sabes hacer?
—hablar chino
— ¡ah! Qué raro, ¿y eso para que puede servir?
—no sé.
En 1995 me contrataron de camarera en un restaurante chino. La dueña era muy amable conmigo, en realidad comencé acompañándola a realizar trámites cuando abrió el restaurante. Trámites sencillos que se convertían en la más difícil de las tareas sino sabes hablar nuestro idioma. Ese año también decidí ir a Madrid y realizar el examen por libre en la EOI. No sabía muy bien como sería pero por probar no iba a pasar nada.
Al examen fuimos dos personas, un hombre que venía del país vasco y yo.
Cuando llegó el profesor se puso a hablar un poco, yo le seguí la conversación, el hombre nos miraba con cara de…. —tierra trágame, no entiendo nada.
Nos sentamos y el profesor dijo que primero nos haría un dictado, antes de darnos textos para traducir.
El hombre me preguntó lo que había dicho y cuando se lo dije, se levantó y dijo, mejor vengo a la convocatoria de septiembre algo más preparado, y se fue, dejándome sola con el profesor. Por un momento me entraron ganas de irme también, pero pensé que ya estaba allí, asi que porque no probar.
Los textos no me parecieron fáciles, hablaba del emperador amarillo, me extraño, algo tan poco actual para un examen, pero en fin…. Tuve suerte y aprobé.
Seguí trabajando de camarera, me gustaba caminar entre las mesas y dar voces diciendo.
— ¡a la mesa 8 le falta la ternera con salsa de ostra!, -¡ir haciendo dos cafés con leche para la mesa 12! etc…..
Los clientes siempre me miraban sorprendidos pero yo no me daba cuenta hasta que me paraban y me decían.
—oye nena, pero les estás hablando en chino, ¿no?
—¿eh? Sí, claro es lo que mejor entienden.

Un día vino un coche de la policía. A veces solían venír para ver si todos tenían permisos de residencia y cosas parecidas.
La dueña ya estaba con cara de póquer pensando que podría ser. Cuando el hombre dijo que solo venía para hablar conmigo.
-¿conmigo? ¿Por qué? ¿Para qué?
-necesitamos una persona que hable chino y español, venía para preguntarte si podrías acompañarnos. Otras veces has venido a la comisaría con ellos y te he visto lo bien que lo haces.
—¿yo? Pero…..estoy trabajando, no puedo ir.
La dueña del restaurante enseguida me empujo hasta la puerta diciendo, —si, si, no problema, vete, vete con él. No pasa nada.
Aunque no tuviera nada que temer le ponía muy nerviosa la presencia de la policía, asi que solo quería que nos fuéramos cuanto antes.

—no importa, tu ayuda a policía, hoy no mucho cliente, vete, no pasa nada.
Así empezó todo, sería la primera vez que trabajaría como intérprete para un juzgado.
Me senté en el coche con el policía, -se trata de un chico que no tiene documentación, queremos expulsarle, pero eso lo tiene que decidir un juez y no es válido si no hay una persona que pueda explicárselo en su idioma.
—pero yo nunca he hecho esto. Dije, pensando en que no me resultaba nada agradable comunicar la expulsión a un inmigrante chino.
—no te preocupes, todos dicen que tú hablas muy bien, siempre les acompañas y les haces de intérprete para otras cosas, esto es lo mismo. Lo harás muy bien. Además no hay nadie mas que lo pueda hacer.
Llegamos al juzgado, me acompañaron hasta una sala y vino el juez.
—hola, ¿tú eres la que va a hacer de intérprete?
—si, dijo el policía,
—me trajo un libro y me mando poner mi mano sobre él y jurar que traduciría fielmente y decir que aceptaba el cargo de intérprete para el cual él me designaba prometiendo desempeñarlo fielmente.
La verdad que con tanto protocolo desconocido para mí estaba bastante asustada, el juez era muy amable, me sonrió y dijo, -te acabo de nombrar intérprete jurado.
Después me preguntó cuánto quería cobrar por el servicio.
—¿cobrar?, no sé. Yo no tengo ni idea de estas cosas.
Me preguntó que me parecía una cantidad determinada.
—yo aún estaba algo aturdida, vale, contesté.
Tienes que traer la cuenta del banco, pero no te lo ingresarán hasta dentro de unos tres meses, así que tráela cuanto antes.
—ah, vale
Salí a fuera a esperar a que trajeran al ciudadano chino, al poco la policía lo trajo esposado, no parecía peligroso. Pero con las esposas me pareció algo de película.
Me dijeron que le explicara sus derechos, la situación en la que se encontraba y que el juez decidiría si expulsarle de España en vista de su situación y lo que el alegara en su defensa.
—ayúdame, fue lo único que dijo.
—yo, yo no puedo ayudarte, solo me han traído para que haga de interprete.
—tengo dinero, busca un abogado, por favor, por favor, te daré dinero. Volvió a decirme
—¿ahora?, ¿así, de repente?. ¿Dónde voy a buscar un abogado?.
Me daba mucha pena, pero yo no tenía ni idea de cómo podía ayudarle, a mi me habían dicho que fuera y tradujera nada más. Nos mandaron pasar a la sala de vistas. Era la primera vez que entraba en una, así que me quedé flipando. Los antiguos juzgados no eran como los de ahora. Tenían un aire solemne que ahora ya no se aprecia en los nuevos, las sillas eran con respaldos altos y forrados con una especie de terciopelo rojo, alfombras rojas. En medio de la sala había una silla sobre un altillo, algo así como el patíbulo, porque fue donde sentaron al chico chino, quedaba justo enfrente de la mesa donde estaba el juez con una chica que tomaba nota de todo. A mí me indicaron que me pusiera en una de las sillas que había en un lado.
Después de explicarle sus derechos comenzaron las preguntas.
¿Cuánto hace que estás en España? ¿por dónde entraste?¿cómo?
Entonces para mi sorpresa el chico me dice,
—me da igual todo esto, lo más seguro es que me repatríen a mi país, ¿me podrías dar tu número de teléfono y como poder volver hablar contigo en futuro?
—verás estamos en el juzgado, yo tengo que traducir, deberías contestar a las preguntas del juez.
—ya pero es que a mi todo esto me da igual y yo no quiero irme de aquí sin volver a saber de ti, no había conocido hasta ahora a ninguna extranjera que hablara mi idioma tan bien y me gustaría seguir en contacto contigo.
En ese momento el juez nos interrumpió.
—¿tiene la conversación que están manteniendo algo que ver con las preguntas que le he hecho?
La secretaria que estaba al lado del juez y toma nota de todo dijo sonriendo, yo creo que no, y que él está intentando ligar con ella.
Yo me puse más colorada que un tomate, lo que seguramente delató que ella tenía razón.
Era la primera vez que entraba en una sala de vistas, mi primera experiencia en esto, pero no la última, solo sería el principio.
continuará..........